viernes, 26 de septiembre de 2014

DESDE MI INDIGNACIÓN



En mi más de medio siglo de existencia, he vivido en mi infancia la represión del franquismo, merendando mientras hacía los deberes de Formación del Espíritu Nacional, oyendo la radio entre anuncios del Cola-Cao y la señora Francis. Era la España gris, aún con regusto a postguerra, de los incipientes años sesenta. Una década más tarde, mi juventud fue testigo de otra España,  variopinta donde, en los últimos años del dictador, los “grises” empleaban a fondo sus porras en las tiernas carnes de los estudiantes Ciudad Universitaria arriba y abajo. He sentido miedo, opresión. Pero el inconformismo nos unía a todos y nos hacía revelarnos y luchar con todas nuestras fuerzas para lograr un cambio, El Cambio definitivo que nos permitiera vivir en paz, en una sociedad justa, una sociedad mejor para nosotros y sobre todo para las generaciones venideras. Algo estaba cambiando y al fin lo logramos. Un cambio histórico. La Democracia, la ansiada libertad. Tiempos de ilusión, de cantautores, de España camisa blanca de mi esperanza, de “destape” en los quioscos y en el cine. Fue el principio de una nueva era. Durante bastantes años vivimos un bienestar relajado, tiempos prósperos donde el trabajo sobraba de tal modo que en pocos años miles de  inmigrantes venían a realizar lo que los españoles no queríamos hacer. Luego…todos lo hemos visto, a  bancos y gobiernos se les fue la olla y empezaron a repartirse el pastel, a inflar la burbuja del ladrillo más y más, a especular, a mangonear a sus anchas y a expoliar todo lo expoliable. Ahora estoy asistiendo a la época más triste de todas cuantas he vivido; los abusivos recortes en sanidad y en educación. Nos están exprimiendo hasta dejarnos secos y lo que más me preocupa es que el futuro es oscuro como un pozo sin fondo. Nunca pensé que pudiera llegar a ver algo semejante. Durante el franquismo solo había un enemigo pero ahora…son cientos de lobos que ya ni siquiera se molestan en ponerse una piel de cordero, actuando con una desfachatez y una impunidad repugnante que me ponen los pelos de punta. Nos lo han quitado todo, trabajo, derechos, salud. Han deshecho familias, provocado suicidios, dejado gente en la calle.  Han subido impuestos, congelado sueldos, impuesto castigos, humillaciones, están vaciando las cárceles de presos peligrosos, están prohibiéndolo todo, amordazándonos. NOS ESTÁN ANIQUILANDO. Solo espero  a estas alturas de mi vida tener fuerzas para luchar hasta borrar de la faz de la Tierra a estas malas bestias y ayudar a crear un nuevo orden social donde los seres humanos tengamos dignidad hagamos un futuro sostenible y perdurable que nos permita ser felices. ¿Llegará a ser posible?.

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