jueves, 3 de diciembre de 2009

BIO-EJE DE SIMETRÍA (no apto para días "depres"

Mañana cumplo años; cuarenta y doce, como dice Jose, pero que pese al eufemismo bienintencionado, no son moco de pavo. Y, llegados a este punto de la existencia, me pongo a reflexionar qué sentido tiene todo esto. Entonces elaboro la pseudoteoría del Bio-Eje, y digo pseudo porque es aplicable en un sentido muy generalizado. Se excluyen las causas ajenas como enfermedades, accidentes, guerras, etc...
Cuando vemos un bebé solemos decir - "Que a gusto está y qué feliz es". Nada más lejos de la verdad. Los bebés están ahí; no tienen ni siquiera conciencia de sí mismos; en mi opinión, sienten la misma felicidad que una ameba.
Llega la etapa del aprendizaje. Nos ayudan a andar, a comer y también nos mudan los pañales. Dependemos en todo de los adultos. De hecho, durante una gran etapa de nuestra vida, todo el mundo, menos los amiguitos, son mayores que nosotros: médicos, profesores, actores, camareros... -"No hagas esto, no hagas lo otro, te lo tienes que comer todo... ". Un horror.
Llegada la pubertad empezamos a hacer "nuestros pinitos", acrobacias y caídas. Cuando somos adultos, tomamos nuestras propias decisiones y, puede que nos equivoquemos, ... pero, qué libertad se siente!!!. Tenemos una vida estable, un trabajo, una pareja; todo lo que de niños anhelabamos ser. Luego vienen los hijos, las responsabilidades de verdad y, sin nosotros darnos cuenta, nos hallamos en nuestro zenit. Es cuando nuestro nivel intelectual es mayor; cuando más guapos somos; cuando mejor nos lo pasamos, y ahí es cuando aparece, aunque invisible como toda linea axial que se precie, nuestro Bio-eje de simetria. Nos creemos los amos del universo y que eso de envejecer, de dolores y de achaques no va con uno. Eso sólo le pasa a los demás.
De repente, un buen día, nos vemos una incipiente arruga, alguna cana y que nos duele una rodilla cuando cambia el tiempo. También adviertes que la mayoría de las personas a tu alrededor son más jóvenes: peluqueros, actores, dependientes... Tus propios hijos te pueden decir qué hacer y qué no.
Pasado el tiempo nos tendrán que ayudar a comer, a andar, a vestirnos y, en última instancia (horror de los horrores) a cambiarnos los pañales. Llegado el momento nos sumiremos en ese letargo -o eso desearía yo para no ser consciente de ello-. No es que seamos mayores. No pertenecemos a la tercera edad; somos simplemente VIEJOS.
Creo que ya no tendremos conciencia ni de nosotros mismos. En mi opinión, sentiremos la misma felicidad de una ameba.